lunes, junio 12, 2006

Quisiera plasmar de una en una las vivencias de casi ya un año...

A estas alturas las cosas me han resultado tan iguales (no indiferentes), la balanza esta en un punto medio, donde lo malo y lo bueno se convierten en una línea recta, justo a la mitad de un juicio...

He pasado cosas que sobrepasan la maravilla, he sentido felicidad y libertad en su esplendor, he palpado los colores màs brillantes, mis ojos aprendieron a no solo mirar sino contemplar hasta tocar el alma...

Mi estómago ha sido la víctima más dañada de mis últimos días, pues ante los sabores amargos siempre se cansa, no soporta la tristeza y aunque no es instantáneo nunca olvida y termina sacando la basura, los sentimientos más putrefáctos...

Extrañar y recordar son mis compañeros día a día, las olas ya no son solo eso, el sol no se siente igual y el caminar ya no es parte de un peseo...

Las personas que he conocido en esta bola humeante de cristal son ya parte de mi paso, de este andar en el camino que elegí tomar...

Han sido tantas cosas buenas y malas que me quedo en ceros... es sumarle 1 y restarselo de nuevo...

Al principio todo era confuso y ahora que ha pasado el tiempo, bajo otras perspectivas lo sigue siendo. Probablemente desde otro ángulo, con más confianza pero lo doble de atrapada, atada... con el temor de encontrarme con las consecuencias de mis actos arrebatados, mal planeados, idealistas, con la negativa se sentirme derrotada, equivocada.

Las prioridades se han quedado congeladas y siempre les invento un pretexto... el amor no es esto, pensé desde siempre saberlo, juzgando, opinando y tratando de hacer ver que es fácil lo que ahora veo como sacar los pies de una banqueta de cemento seco.

Si, por què no decirlo?... es tiempo de arrepentimientos, de saber que los grandes detalles eran un simple cuento, que las sonrisas de ayer iban a ser una imagen color sepia plásmadas en un viejo papel.

Tiempo de tener sed de un abrazo maternal, de un consejo de hermanos, de una mañana de amigos, de una noche de viento fresco, de voz libre, de pies corriendo sobre la arena, de brisa de mar, de ambiente salado y humedo, de espontaneidad, de sueños...

Por demás se que esto me hará crecer, me harán una mejor persona, con experiencia, valorando cada vez más lo que un día tuve y ya no tengo... pero hay algo que se me olvida que quiero con todas mis ganas y que no me importaría echar todo lo anterior por la borda, la felicidad que me da la libertad, los sueños...

Aquello que no tiene fórmula sino que se basa en desiciones y convicciones para escabullirse tiernamente, dejándome a su paso caricias de todas las texturas, se me esconde, corre, juega conmigo y me hace moverme, mirar hacia muchas partes... cuando la veo de lejos apresuro el paso para sorprenderla pero ella, siempre, todo el tiempo... sin poder tocarla pasa a mi lado dejándome un aire fresco para desearla cada vez más...

Probablemente debería cambiar de reglas y ser yo quien la espere sentada, para que al extrañarse de no verme cuando me vea sentada solo viviendo, me abrace y nunca me deje...

Se que las manecillas del reloj se encontrarán en el mismo lugar cientos, miles de veces , que el calendario dará vueltas más rápido de lo que logro percibir y que el pensamiento de donde salen estas palabras tendrá más elementos para definir lo que vive.

Por lo pronto las vivencias de casi un año son solo eso... ¡Vivencias! con el aderezo suficiente, con lo bueno y lo malo que implican alejarse de sus raíces, con lo extraordinario, fuerte y difícil que es estar escalando una montaña de ilusiones para llegar a la bandera blanca de alcanzar un sueño.