sábado, abril 01, 2006

Trascripción de una vana carta....
Escrita casi en abril del 2006.

Seguramente cuando esta carta llegue a sus manos (si es que algún día eso ocurre) habrán pasado ya muchos años.

Cuando le conocí, vi a un papá que nunca tuve, pues aparte de parecerse físicamente (o quizá eso lo inventé) me inspiró mucha confianza y digo "que nunca tuve" porque nunca confié en el.

Día a día me molestaba su inconformidad con las tareas y trabajos escolares que nos encomendaba... junto con ello me interesé en su pasión por escribir, por plasmar historias con palabras... y la admiración y afecto crecían velozmente.

Así, quise estar todo el tiempo, cerca, bajo cualquier pretexto...

No se si me observaba meticulosamente o siempre fui predecible, ordinaria pero me gustaba que adivinara mi pensamiento antes de que lo expresara.

En varias ocasiones percibió mi tristeza, preocupación y temor... respondiendo a ello con una palabra de aliento...Cada frase que mencionó la guardé en mi mente y así con todo y su entrecomillado la colgué en mi memoria como la palabra célebre de un héroe, como leyes indestructibles, como la recopilación de consejos prácticos que conforman la guía de la vida.

Realmente me gustó sentir ese interés especial, quise creer que era algo único, hecho, creado, nacido solo para mí.
Quise formar parte de sus proyectos y me halagaba estar en la lista de los primeros que se toman en cuenta.

Cuando me sentí sola, triste... traté recordar aquellos elogios, palabras "levantamoral" que para ser sincera fueron buenas y hasta efectivas en su momento.

Lo apreciaba, lo digo conjugado en pasado porque en este momento solo siento decepción y permanezco incrédula a sus palabras. No se si padezco de estupidez crónica pero muchos se daban cuenta que no era una atención sana...¡Acaso me miraba de una manera inapropiada?... ¿Fue tan evidente y por mi admiración infantil no lo quise ni siquiera poner a juicio?

¡Tan solo de pensar enferma!, yo... con esa inocencia de estudiante fan del maestro y usted... con quien sabe cuales y cuantos pensamientos en su mente...Realmente no comprendo aún sus pretensiones o soy muy inmadura para tomarlos tan cual sin sentir este coraje de no aceptar la realidad...

Francamente hubiese preferido el silencio y no escuchar esa música de jazz sin tener que recordar esos días en los que me sentí capaz y agradecida por tenerle.

Ese día tan impersonal, que seguramente lo recuerda con olor a alcohol fue muy extraño, de los más incómodos... tanto que reí... reí de ser yo a quien le pasaban esas cosas de telenovela.

Sentí un nudo en la garganta, preferí dormir para que al despertar me diera cuenta que había sido una historia inventada solo para un sueño, por desgracia no fue así.

¡Fue tan real!... por mucho tiempo pensé y a nadie le pude contar... era demasiado vergonzoso y quizá sería motivo para que alguien me pudiera echar en cara que solo yo fui la causante de tal
situación.


Probablemente dentro de mí quise seguir sintiendo esa protección y atención o simplemente fue esa hambre atroz de alimentar mi ego.
Intenté borrar y hacer como que jamás había vivido ese día, hasta le inventé como viví las horas, los lugares donde estuve y hasta lo feliz que la pasé... pero al poco tiempo fue imposible seguir creyéndolo y cuando eso sucedió sentí coraje, confusión y tristeza.

Se fueron justos de un soplo... ya no tenía yo al papá en el que confié y que finalmente nunca tuve ni tendré... tampoco al amigo ni al maestro a quien admiré...


Para el dueño de un pedazo de mi paso por estos rumbos...

Gracias por haber sido parte...


Eterna alumna de la vida:
Karina Lizbeth Benítez Santiago."The number One"